Esta es la primera de una serie de entradas invitadas al blog que tendremos por parte de ex-competidores, maestros, entrenadores, padres de familia y todos aquellos que quieran compartir con nosotros lo que ha significado ser parte de la OMIBC.
A continuación presentamos la contribución de Adolfo Fragoso Magallanes (alias Fito), uno de nuestros primeros competidores y medallista de bronce en la OMI 2014. Fito cursa la licenciatura en Ciencias Computacionales en la Facultad de Ciencias de la Universidad Autónoma de Baja California y actualmente se encuentra realizando un intercambio académico en España.

Conocí la Olimpiada a finales del año 2012 cuando cursaba el primer semestre de bachillerato, el profesor Francisco Moguel, que era mi maestro de la clase de informática, me llamó para platicarme en qué consistía la olimpiada y si estaba interesado en participar. Al principio dudé puesto que no tenía casi ningún conocimiento de programación y mis bases en matemáticas no eran del todo buenas, pero finalmente el profesor me animó y decidí participar.
Me preparé unos meses, aprendí lo básico de programación en C++ y resolví algunos problemas en Karel, además tuve que aprender matemáticas nuevamente y aprender a problematizar, o como decía el profesor Juárez, ser sistemático. Tuve la fortuna de asistir a la competencia nacional en Toluca en el año 2013, me sentía muy contento y muy orgulloso de estar por primera vez en una competencia nacional, conocí a muchas personas de intereses comunes a los míos.
El día de exámen fue el día más duro para mí, era el exámen más difícil que había presentado en mi vida. En ese momento me dí cuenta de lo que implica ser un competidor olímpico. Un olímpico es un atleta, dedica gran parte de su tiempo a entrenar y practicar, independientemente del día o la hora. Me pareció muy interesante que la mayoría de los competidores de alto nivel tuvieran esa mentalidad, era algo que yo quería aprender y aplicarlo en mi vida, no solamente para las competencias de informática. El día de la premiación no gané la competencia, pero gané algo muy bueno: la mentalidad de olímpico y las ganas de querer destacar en la edición del siguiente año.
Los meses posteriores a la competencia comencé a estudiar de forma sistemática y aprendí a dividir mi tiempo entre entrenar para la olimpiada y convivir con mi familia y amigos, algo que por supuesto también es muy importante. Comencé a leer libros de matemáticas y programación que el maestro Juárez me recomendaba, lo primero que aprendí fue lógica y conjuntos, combinatoria, teoría de números, grafos. Después comencé mi entrenamiento en algoritmos y programación, leí algunos libros de estructuras de datos y algoritmos que el maestro me recomendó. Aprendí sobre estructuras de datos básicas como pilas, colas, listas y árboles, también sobre búsquedas y recursividad. Además el entrenamiento con Karel no pasó desapercibido, me uní a la página de Karelotitlán y resolví gran parte de los problemas de la plataforma. No fue fácil, la parte más complicada de todo es tener la disciplina y el compromiso de levantarte y ponerte a estudiar, y de aprender a soportar la presión de pasar horas o incluso días tratando de resolver un problema.
Finalmente pasó un año y tuve nuevamente la oportunidad de participar en la competencia nacional, esta vez en Pachuca en el año 2014, ahora Baja California era un equipo bastante consolidado, donde todos los miembros nos hicimos muy buenos amigos, incluso nos hacíamos llamar «el Dream Team».
El día del examen me sentía más confiado que el año pasado, sabía que había estado preparándome mucho tiempo para ese momento, aunque también estaba muy nervioso puesto que era la última vez que participaba. Afortunadamente conseguí una medalla de bronce y sentí que todo el esfuerzo que había empleado había valido totalmente la pena. Regresé a casa muy satisfecho aunque con el sentimiento de volver a competir, ahora la olimpiada era parte de mi vida.
Incluso después de haber ganado una medalla sentía que aún me faltaba mucho por aprender, así que seguí preparándome y practicando mucho. A pesar de no ser un competidor tenía mucho interés de ayudar a Baja California de alguna forma y así fue, a partir de ese momento comencé a dar algunos entrenamientos junto con el maestro Juárez: ahora necesitaba aprender a enseñar, a transmitir todos los conocimientos que había adquirido.
Actualmente estoy en el último año de universidad y sigo trabajando como entrenador, la carrera me ha dejado conocimientos muy importantes que puedo aplicar a la olimpiada y la olimpiada aún me deja conocimientos que puedo aplicar a mi vida. He aprendido que la responsabilidad y la dedicación son muy importantes, pero también el valor de la familia y amigos lo son. Durante todos estos años todos los miembros de la OMIBC hemos aprendido muchísimo y gracias al esfuerzo de todos hemos mejorado y obtenido muy buenos resultados.